jueves, 29 de abril de 2010

Tenemos Habitantes ¡Necesitamos Ciudadanos!


Iris Herrera de Milano

“Hace mas de cuatrocientos años que los países subdesarrollados tienen un gran porvenir”

(Anónimo)

La persona no nace siendo “ciudadano”. La persona nace Habitante y progresivamente, con la práctica de conductas cívicas, se convierte en Ciudadano.

Recuerdan ustedes la vez en que uno de sus conocidos se interesó en formar parte de la Junta de Condominio de su edificio y que unos cuantos de sus amigos, también copropietarios, le dijeron: " Tú cómo que eres medio ingenuo ¿para qué te vas a buscar dolores de cabeza?”

En la misma tónica, es probable que les suene familiar alguna de estas expresiones:

· ¿Y tú vas a pagar la multa que le pusieron a tu carro por estar mal estacionado? ¡Eso sólo lo pagan los tontos!

· Y tú, ¿Vas a votar para elegir Jueces de Paz? ¡Eso es otra pérdida de tiempo!

· ¿Y para qué ir a votar en las elecciones presidenciales? ¡Mejor es dejarle eso a los políticos! Total, con eso no vas a comprar comida el 15 y el último

Una cantidad considerable de quienes actualmente se quejan del estado de cosas de su país, son los mismos que antes opinaban de manera similar a las antes mencionadas.

¿Qué es lo que hace que sea tan difícil para algunas personas manifestar un comportamiento cívico?

No sabemos si el comportamiento del ser humano en sociedad siempre fue así. Lo único que podemos afirmar es que en la actualidad observamos con mucha frecuencia -y pareciera que va en aumento- la conducta no cívica, o “bárbara” como la llama el diccionario.

¿Qué es lo que nos está llevando a convertirnos en “bárbaros”?

Podemos especular sobre el origen de nuestra actual tendencia a la “barbarie”, podemos gastar varias hojas en buscar una explicación teórica, podemos aplicar distintas ópticas, reduccionistas (psicologistas, sociologistas, biologistas, economicistas, etc.) o no; sin embargo, ese ejercicio intelectual no nos sirve de mucho, no conduce a acciones con-cretas, no nos lleva a conseguir una solución a la situación. Nos urge erradicar las conductas propias de los bárbaros y para ello tenemos que hacer un primer esfuerzo y comenzar a identificar nuestros propios, y muchas veces desapercibidos, actos cotidianos de barbarie; por ejemplo:

· tirar basura en las aceras y calles de la ciudad

· malgastar el agua que, ya lo sabemos, es escasa y en el futuro la escasez empeorará

· no respetar los turnos de las personas que llegaron primero que nosotros a solicitar atención o a adquirir un bien o servicio, y que están esperando en una fila

· conducir un vehículo en dirección contraria a la indicada por las señales de tránsito

· estacionar el vehículo en la acera, forzando a los peatones a caminar por la calle

· arrebatarle el asiento del bus o del “metro” (subway) a los ancianos o a embarazadas

· incumplir el horario de trabajo

· llegar tarde a citas o entrevistas con otras personas

· esperar que el chofer del taxi o del autobús acepten el billete de muy alta denomi-nación, con el cual pretendemos pagar el monto de un pasaje urbano

· contaminar el ambiente con ruido de música o propaganda a un volumen exce-sivamente alto

· conectarnos ilegalmente a una toma de electricidad o de agua, o a la señal de tele-visión por cable

· aceptar desempeñar cargos públicos para los cuales no estamos preparados

· recibir subsidios que no nos corresponden

· dejar de pagar oportunamente las cuotas de condominio del edificio donde vivimos

La persona nace “Habitante” y progresivamente -con la gama de estímulos adecuados a los que está expuesto, entre ellos: la educación que recibe en su entorno familiar inmediato, la instrucción formal, la asimilación de las normas sociales propias de su cultura, la aceptación de las disposiciones legales, y la práctica de conductas cívicas- se va convirtiendo en un “Ciudadano”.

Un país se constituye sobre la base de sus ciudadanos.

No obstante, en los diversos países -desarrollados y subdesarrollados- podemos observar actualmente señales de un vacío de ciudadanía.

En los países subdesarrollados -realidad que nos es mejor conocida- tenemos numerosos “habitantes”, posiblemente hasta podamos hablar de superpoblación. Sin embargo, ..

.. ¿Cuántos de esos seres humanos pueden,

objetivamente, ser considerados “Ciudadanos?

Es conveniente que comencemos a diferenciar entre Habitantes y Ciudadanos, para comprender la naturaleza de la situación por la que atravesamos, la urgencia que tene-mos de pasar de la categoría de Bárbaros a la de Civilizados.

Mencionaremos algunos Rasgos de Conducta que, en nuestras culturas, ponen de manifiesto nuestra condición de Habitantes, la cual debemos superar para convertirnos en Ciudadanos. También explicaremos brevemente algunos de los Rasgos de Conducta que, estimamos, identifican mayormente a los Ciudadanos.


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