miércoles, 25 de noviembre de 2009

Cuando el Gerente es quien teme a los cambios

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Por Iris Herrera de Milano

“Yo puedo traerte hasta la puerta,
pero eres tú quien tiene que entrar”.
Jean Paul Vadnais (1919-1994)


Ya es la una y media de la madrugada y Enrique continúa despierto. Se levanta silenciosamente y va para el balcón.
Se sienta. Sabe por qué no puede dormir. Está preocupado.
Le han llegado noticias de que algunos de los empleados están explorando oportunidades con otras empresas.
No se trata de que tema perder gente extremadamente talentosa, pero si hay varias salidas simultáneas la Directiva va a pedir una explicación, y a él no le conviene.
Por varios meses, ha estado avisorando lo que ahora es inminente. Sabe que la empresa requiere cambios para ponerla a la par de los tiempos actuales; sin embargo, está consciente de que teme introducir cambios, teme incluso hablar de ello con sus colaboradores más cercanos.

Esta escena muestra una circunstancia que pudiera lucir exagerada o inusual; no obstante, es más frecuente de lo que se piensa.
Y, ¿a qué se deberá ese miedo?
Existen Gerentes que ocupan tales puestos porque su preparación académica, aptitudes, conocimientos, experiencia, cualidades y relaciones les han llevado hasta los más altos niveles jerárquicos de las organizaciones.
Asimismo, existen otros que, no siendo expertos y no teniendo preparación teórica, llegan a Gerentes por nexos familiares o de amistad.
Con los años, algunos de estos últimos, van aprendiendo y se convierten en buenos gerentes. Otros, no logran incorporar las cualidades gerenciales y retienen los cargos por su capacidad para mantener vivos los lazos de familia o las buenas relaciones que los llevaron allí.

Ahora bien, toda organización, todo Gerente, está sujeto a los cambios que imponen los nuevos tiempos y, en épocas de crisis, la presencia de las habilidades gerenciales es lo que establece la diferencia en la conducción de la organización y, por ende, en sus resultados.

En ocasiones, la inseguridad del Gerente acerca de su propia capacidad es lo que le produce ese temor y de allí nace la “paralización gerencial”, que es fácilmente percibida por los trabajadores; especialmente por aquéllos que han tenido oportunidad de laborar en diversas organizaciones y de conocer distintos estilos gerenciales.
Otras veces, el Gerente -aun teniendo las habilidades, conocimientos y larga experiencia acordes con el cargo que desempeña- se inmoviliza por su temor a lo desconocido, a la incertidumbre que viene con los


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